ET DIXI: NUNC COEPI.

30.5.11

Ojalá volviera a ser veintinueve de mayo de dos mil diez.

¿Que por qué? Porque sería como retroceder. Empezar, reempezar. Porque muchas cosas serían de otra manera, o tal vez se repitiera la historia, pero aún así, habriamos ganado una batalla al tiempo, o mejor aún, una batalla a tiempo. Para poder cantar con toda sinceridad un felicidad que bonito nombre tienes. Para cambiar, crear, soñar, vivir, hacerlo igual, mejor o incluso peor. Una segunda oportunidad. Retroceder un año es anular demasiadas cosas tal vez.

Aquel día entero, aquella noche entera. Bajo el sol abrasador. Bebiendo cerveza, aunque ni si quiera recuerdo si ya la bebía de la forma masiva en la que lo hago ahora. Y carcajadas, y cartones en la cabeza, y paseos por el asfalto. Agua por encima, sudor, y sensación de estar acabados. Empujones, peleas, gritos. Por fin, euforia, saltos, gritos esta vez al ritmo de la música. ¡Cómo me gusto ver a Fito ahí en el escenario!

Lo que no sé es porque no escribí todo esto ese mismo día y lo hago un año después. Será que me puede la nostalgia de tiempos mejores, o tiempos solo diferentes. Tiempos que marcaban comienzos y no finales.

No es placer, es necesidad. Es viento, es lluvia, es fuego derramar todos mis secretos. Esnifar los rayos del sol y descongelar el cerebro y sentir que no estamos muertos. Y sentir que no estamos muertos...

26.5.11

Y el lunes al café del desayuno vuelve la guerra fría.

El día en el que sonreír vuelva a ser puro y de raza, nada ilegítimo y circunstancial. 
 
Nada efímero.

25.5.11

Embriaguez.

Abstemia a creer que es posible.
Abstemia a resignarme.
Abstemia a abandonar lo verde del anhelo.
Abstemia a darme una oportunidad a mi misma.
Abstemia a tomar decisiones.
Abstemia a no ser contradictoria.
Abstemia a ser feliz.
Abstemia a querer serlo.
Abstemia a poner los pies en la tierra.
Abstemia a no llorar.
Abstemia a no hablar.
Abstimia a hacerlo en el momento oportuno y  decir solo lo importante.
Abstemia a tragarme el orgullo.
Abstemia a dejar de reír constantemente.
Abstemia a no ensombrecer mis sonrisas cada instante.
Abstemia a no sentirme culpable.
Abstemia a ganar.
Abstemia a no destrozar cosas.
Abstemia a no gritar como si me fuera la vida en ello.
Abstemia a ser valiente.
Abstemia a no ser completa y absolutamente bipolar.

Abstemia y mil veces abstemia



Suerte que a veces este totalmente ebria


22.5.11

Días de no hacer nada.

Reflexión 1

La desorientación vital del adolescente no puedo llegar a decir hasta que punto es una de las peores cosas de la vida, porque tristemente sigo aquí, pero puedo asegurar que es altamente nociva. ¿Qué recodaré estos años como los mejores? Ni si quiera lo pongo en duda. Si pararía el tiempo en este instante, o puede que un par de días atrás y me quedaría allí, estancada, de forma indefinida. Sin embargo, pasa lo contrario. Los minutos se aceleran descontroladamente, ¿en serio siguen teniendo sesenta segundos? Esta desagradable sensación de inmediata exigencia, de obligación. Haz. Decide. Sigue. No quiero. De verdad, no puedo. Es superior a mi. Como tantas otras cosas. Como Camaron y la fuerza que me lleva en el pulso que mantengo con la oscuridad que tiñen de oscuro unos ojos negros...

Suspiro. Siempre lo hago. Es la señal de que no puedo más. Esa, y soltar un estoy harta. Es que esto es todo. La decisión en ciernes. El miedo. El refugio que no refugia. La cárcel social. La esclavitud económica. La esclavitud moral. Lo amoral de mi relación conmigo misma. Lo amoral de ser yo. Lo insoportable que me vuelvo. El caos que implico y me implico. El pánico a lo estable y el terror a lo inestable. Estar en el limbo en todos y cada uno de lo ámbitos de esta perra vida. Lo fría y marmórea que me siento...


Cavilación 2

Después esa cuestión de la presencia o carencia de virtudes. Entre todo lo que se puede hacer solo hay una cosa que se me de bien. Mientras unos son artístas, hacen música, componen, trasmiten, otros pintan, dibujan, diseñan, construyen, crean. Unos maquinan y estructuran el mundo. Otro tantos son fuertes, valientes, luchadores. Otros matématicos, físicos, justicieros defensores, mentes prodigiosas, dotados en las artes del mundo, capaces de desarrollar todo lo que aquí hace falta. Hay quienes idean, quienes desarrollan, quienes hacen. Muchos tipos de personas. Muchos tipos de valores, virtudes y capacidades. Después considero que aparezco yo. En mi rincón pequeño y minúsculo, lleno de telarañas y restos de chocolate. Yo que lo único que hago es darle vueltas a todo, enrevesar las cosas, hacer inchorente lo coherente, racionalizar la imaginación y romper la realidad en fantasías macabras y rocambolescas. Complicar las cosas. Podemos definirlo y resumirlo en pensar de una forma oscura y retorcida, cuyas consecuencias bilaterales se recogen en sufrimiento propio y sufrimiento ajeno. Propio porque no hay otra forma de interpretarse uno mismo en su circunstancial miseria. Ajeno por contaminar alegrías, felicidad y sueños de los demás, por querer arrastrarlos aquí, donde no hay luz que valga.

Ser tan insoportable como inevitable. Ser una voz constante y vacía.


Conclusión 3

Ese esfuerzo inhumano que hacemos por mantener nuestra felicidad en un auge castastrófico y esperanzador. Como si fuera posible negar y anular la parte de la vida que tan envolvente resulta, dolor y miseria. Como si fuera posible. Vivir engañándonos. Vivir en la ilusión de una falsa esperanza, y una vez descubres su absoluta carencia de veracidad, morir lenta y sufridamente sumidos en un completo desengaño.




El horóscopo ha dicho que hoy no es el día.

Nunca como deberían. Peor. Mejor. Caliente. Frío. Rojo. Húmedo. Negro. Ponzoñoso. Dulce. Azul. Amargo. Triste. Lírico. Vulgar. Absurdo. Gris. Seco. Ondulante. Dúctil. Maleable. Correcto. Necesario. Genial. Extravagante. Roto. Rasgado. Estropeado. Pegado. Cosido. Separado. Morado. Cercano. Perdido. Misterioso. Verde. Grande. Decepcionante. Obligatorio. Circunstancial. Puramente doloroso. Mojado. Deshecho.

-¿Y qué?
-¿Y qué?
-No le des esa entonación irónica...
-Pues no preguntes estupideces, y sé sensata solo un rato.
-No pidas lo imposible.
-Querías.
-No.
-Sí. Es esa manía tuya de no soportar las cosas.
-¿Ya está? ¿Tengo la culpa?
-Asúmelo de una puta vez, y déjame en paz. ¿Vienes a que te diga lo que quieres oír? Porque no funciona así.
-Pensé que te importaba...
-Y me importas.
-¿Entonces?
-¿Entonces qué?
-Deja de ser así, tan duro, tan frío. Todo lo que dices se me hace arduo..
-Ah, claro. Llegamos al punto y final. La verdad duele querida. La verdad nunca es como tu la esperas, la deseas y la ansías. La realidad es mucho peor que eso. Y cambia. Y se balancea. Y se torna hostil. Y cuando te das cuenta te devora. ¿Y sabes por qué llega a devorarte? Por que no estás alerta en ese refugio de ilusiones y esperanzas, de sueños y planes. Como si no fuera ya bastante cruel, esa capacidad nuestra de vivir creyendo en algo mejor. De los errores no se aprende, de los errores se pierde. Deja de creerte toda esa mierda de ficción holywoodiense. Bienvenida a la cruda realidad, donde todo es sangre, sudor y lágrimas...

[...]

16.5.11

Todo gira alrededor.

Borrador 1 o cuando llega el pavor


A pocos días de un punto y final.
Uno de tantos otros, sí, pero eso no quita que sea difícil.

Obligatoria,  necesaria  e inevitablemente.
Una palabra a veces muy deseada, otras muy temida, pero siempre presente. Cambio.

Tenía que pasar. Siempre he querido. Superar este momento en mi cabeza resonaba como un "empezar a vivir". De hecho, no dudo que eso sea así. Pero estoy tan cómoda aquí, que no me quiero ir. Aquí, en este instante. Diecisiete para siempre.
La cuestión tal vez sea llevar la contraria. Cuando todo esta estable esas ganas de giro radical. Cuando las circunstancias te empujan a lo nuevo, correr hacia atrás.


Borrador 2 o autonomía conversacional

-¿Sabes?
-¿Qué?
-Pues no sé, estaba pensando, lo de siempre, y, de repente, se me ocurrió lo absurdo de todo esto.
-¿Absurdo? Esto es lo que es, ¿no?
-Sí y no. Quiero decir, que estoy cansada de vivir bajo el halo de las expectativas. Lo que los demás esperan de mí, lo que yo espero de mí. ¿Por qué hay que esperar cosas? Yo no soy más feliz así, solo estoy más aliviada, como si me quitara un peso de encima siendo lo que se espera que sea, haciendo lo que se espera que haga o incluso sintiendo lo que se espera que sienta. Joder. Quizá yo este mejor haciendo todo lo contrario.
-Inténtalo.
-¿No es tarde?
-Nunca lo es.
-Yo creo que sí. Ahora no se liberarme...


Más, más y más. Luego es menos, menos y más menos. Menos son lágrimas. Menos es miedo. Miedo es deseo de eternizar el momento. Miedo es todo lo que se va y no vuelve. Miedo es todo lo que fluye, cambia y deviene. Miedo es todo esto. Miedo es que el punto y seguido termine en vacío.

Cuanto más cerca, más lejos.
Cuanto más debería, menos es.
Cuanto más, siempre menos.
Cuanto menos, siempre más.

Siempre al revés. Y aún así, ¿qué más da, así, asá? Que más da si todo lo que se ve suele estar oscuro. Negro.

Calma.

¿Sabes? Hace calor. Como si el buen tiempo hubiera llegado. Hoy, también hace frío. No el gélido propio del invierno, sino el curioso que puede llegar a inundar una escena más o menos veraniega. Qué bien me sienta. Me encanta abrir las ventanas de par de par. El viento entrando y revolviendo todo. Las cortinas, las puertas, las plantas, mi pelo, las hojas que están encima de la mesa, incluso a mi misma, que me estremezco, pero de felicidad. El cielo que antes brillaba azul ahora esta oscuro y gris. Ese cielo perlado que no hace otra cosa que encandilarme. Me imagino andando. Perdiéndome. Relajándome. Olvidando. Sonriendo. Libre. En paz. Esperando hasta poder bailar bajo la lluvía.

Definitivamente no puede haber un tiempo meteorológico que me guste más.

15.5.11

El arte del suicidio.

Primero

Tengo varios borradores guardados y un cúmulo de nada que decir.


Segundo

Es un tiempo de estrés. De supuesto agobio, que a veces viene pero nunca tan intenso como debería. Un momento de búsqueda de concentración. De poner los pies en la tierra, sentar un poco la cabeza. El momento de dejar la tontería. El placer por el placer. El constante hedonismo. Quizá ahora toque afrontar que las cosas van llegando a un punto algido de cambio. Tal vez ya haya que decidir, o asimilar una decisión que apenas corresponde tomar. Abandonar a ese Nietzsche interior que tan bien recuerda el aquí y ahora. Escuchar un poco a Ortega. Volver a razonar, y por encima de todo entrar de lleno en las circunstancias, que tan distantes parecen pero que envuelven todo tu mundo.

¿Qué puedo decir? ¿Evoluciona? ¿Acepta? ¿Hazlo? ¡Vamos! ¿Por qué no? Si la respuesta es tan básica como un porque no quiero. No tengo ganas. Si no es una excusa lo siento. Es demasiado difícil asumir como es la vida. Estoy cansada de nunca querer lo que querría querer. Hastiada de intentar convencerme en dejar de pensar como esa inmadura que apenas puede decidir un qué, cómo, cuándo, dónde. Pero no lo voy a evitar. Tampoco quiero. Y tampoco tengo ganas.

Estoy demasiado cómoda juntando expectativas acabadas. Sí ya me duele desde aquí. Como esa luz que se cuela por las rendijas de una persina mal cerrada una mañana en un día del que se espera un brillante sol. Imagina como dolerá si entras de lleno. Abrir esa ventana de par en par. Mirar a los ojos al señor astro.

Aquí en esta oscuridad se está tan segura.


Tercero

¿Sabes lo que odio por encima de todo? El tiempo. Maldito tiempo. Escapa. Se va. Se pierde. Cuando quieres darte cuenta se ha acabado. Ni si quiera te pregunta si tiene permiso para pasar. Coge sus putas cosas y se larga. Te abandona en un rincón. Te lo quita todo. ¿Y tú qué haces? Le agradeces el rato que perdió contigo...


Cuarto















¿Cuál es la palabra?