ET DIXI: NUNC COEPI.

7.4.13

Me he enamorado de esto.


Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tu sepas quién
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven...

Y también es posible que una tarde de hastío
como florece un surco, te renazca un afán
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se están yendo siempre, pero que no se van...

O al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...

Por más que tu prefieras ignorar estas cosas
sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son...

Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y un soplo de ceniza regará tu jardín
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.

José Ángel Bueso

5.4.13

Lo voy a decir por ejemplo aquí, en estos instantes alsfjohfgpdhgfjdafhdsgñljfldfrefhjgflkderñjgfhsjethjdherkñlrjpa.

Entendiéndolo como grandes ganas de compartir el momento con mi segunda persona del singular.

¿A dónde quieres ir hoy?

Existe cierto estado de confusión aclaratoria en el que te alcanza una paz que encaja todas las piezas. Es confuso por la sencilla razón de que aparece tu incapacidad de comprender qué sucede, aún a sabiendas de que eres incapaz, tu mente no se relaja, lo intenta una y otra vez. Tal vez, no pierde la esperanza de que las cosas suceden como ella desea. No obstante, los hecho demuestran que esa ficción que querría convertir en realidad nunca pueden ser mejor que dicha realidad. La ficción es fácil. Es limitada, y absolutamente predecible. Claro que puedes imaginar grandes cosas, existen miles de obras, de cualquier tipo y forma artística que 'supera con creces la realidad', pues lo que en ellas sucede no se puede trasladar a la realidad que vivimos, sin embargo, todo lo que cualquier mente humana crea, creado está. Puedes envolverte de sueños, ilusiones, mundos paralelos. Puedes idealizar que no existen daños, sufrimientos, guerras, hambre, estupidez humana, que no existen errores, que no existe decepción, que lo puedes todo, que sabes dominar la situación, en definitiva, que de alguna manera controlas el mundo. El que conocemos, uno paralelo que hayas creado, tú mundo, tú mundo compartido. Cualquiera vale. Y serás dueño y señor de él, pues tu lo construyes, moldeas, destruyes y vuelves a construir a tu absoluto antojo. Dices 'mis sueños no tienen limites', y he ahí tu límite. El límite es la ausencia de límite. Simplificando, el límite eres tú.
Llegados a este punto, la realidad es la compleja, es la confusa, la culpable de la ficción. Sin confusa realidad no habría ficción que crear para intentar domar a esta. Es confusa, y solo existe ese segundo aclaratorio, pacífico, en el que dices 'vale, lo tengo, encaja', todo colgado de unos hilos muy finos que el instante siguiente se encarga de rasgar, mezclar, desordenar y reubicar. Un puzzle nuevo. Un caos nuevo.
Caos. Por eso la realidad es mágica. Cada paso puede ser o no el que esperabas, cada giro puede cambiar sorprendentemente de ángulo, cada sueño humano puede trasladarse, a la vez que cada sueño humano puede fracasar. La realidad es excitante, te lleva al límite, al límite de cuanto esperas o deseas, al límite de tu camino, crea más. La realidad recoge cada emoción, pasión, sufrimiento, risa, armonía, desconcierto, todo lo que llevas dentro, le da forma, sentido. 

Lo mejor es que siempre te rodea de miles de puertas y te pregunta '¿a dónde quieres ir hoy?'. Entonces aparece la ficción para decirte 'tira por aquí, a ver si... me hago realidad'.

La ficción son las palabras, la realidad los hechos. La ficción es complaciente, y la realidad el sabor agridulce de vivir.