ET DIXI: NUNC COEPI.

10.12.10

Felicidad en estado puro.

Cada vez que decido escribir últimammente me entran ganas de escuchar Amaral. Amaral. Nunca me ha parecido que me dijera mucho, pero un moriria por vos, un como hablar, un estar toda la noche en la calle... me pueden, me gustan, sí, supongo que es lo que consigue hacer la radio a la larga, tener estos ecos en el cerebro.

"Toda la noche en la calle. Toda la noche en la calle. Toda la noche en la calle. ¿Qué le voy a hacer si mañana nadie sabe? Cuando llegue el nuevo día dormiremos a la orilla del mar. Porque este mundo no lo entiendo, porque hay verano y hay invierno. Y yo me quiero. No sé que pinto yo aquí, dijo un torito en la arena. Ahora que es 15 de abril dice que me echas de menos. Si sólo quiero VIVIR.No se si quiero que me quieran, o si me vale que me entiendan..." Dentro de todo el desorden, cuanto orden, cuanta razón. Me gusta esta canción.

Hoy es de esos días en que, aunque no pletórica o llena de energía, te sientes igualemnte viva, con ganas, feliz. Gran palabra. Díficil de alcanzar. Interesante discusión. Yo siempre defendía que para mí la felicidad eran todos los pequeños momentos de eufória y alegría descontrolada, momentos que saltan, que son fugaces. Nunca he creido en la continua felicidad. ¿Podría ser soportable ser constantemente feliz? Tal vez porque para mí no es por lo que no puedo concebir como el resto del mundo a la felicidad como algo que está, que siempre está. Mayor o menor medida, pero siempre la tocamos, con la yema de los dedos o sumergiéndonos completamente en ella. No, no me gusta. Quiero darle una oportunidad al dolor, a la soledad, la pena, la tristeza, las lágrimas. Todas esas abstracciones, o no tan abstractas, que con su existencia provocan la identificación de la felicidad. No existe sin tristeza, por eso no veo lógico el ser siempre feliz si no se puede estar siempre triste, y vivir entre los dos sentimientos me parece excesivo. Plenitud. Llénate, empápate, mójate de cada uno de ellos completamente. Regodéate en la mayor sensación de felicidad jamás vivida. Púdrete en la pena más profunda jamás sentida. Vive en los extremos, camina entre ellos. Saca la esencia de la vida, y no quieras permanecer sintiendo en ningún momento la gracia o la desgracia, si la sientes, si estas a robosar, solo puedes querer soltarla. Libre, volver al camino. Esto es como el barco vikingo, esa atracción de feria ambulante que resulta ciertamente estimulante. Unas veces mirando al cielo en esa jaula, y otras al suelo, pero rápidamente caes, o rápidamente te levantas, pues aún dentro de tu jaula, el viento te despina, la voz se te desata y el estómago se te revuelve. Vives. Estás total, completa y absolutamente vivoooooooo.

Y eres tan feliz como infeliz. Tienes todo, pero quieres más. ¿No es esa la esencia de la vida? Tenerlo todo es demasiado simple, yo quiero más. Quiero no poder llegar a tocar nunca grandes deseos. Quiero vivir buscando, porque una vez encontrado me quedaré sin camino, aunque siempre que las puertas se cierran se abren ventanas. Siempre puedes escapar. Volar. Huír. Querer más, mucho más. A la vez, disfrutar lo que tienes. Soñarlo. Tocarlo. Sentirlo. Y morirás siento tan feliz como es posible serlo y tan infeliz como la ausencia de intensos deseos frutados te proporcione.

En medio, en medio el equilibrio. La pasión. La fuerza. La lucha. El placer. La paz y la guerra. Eso es lo que yo hago, ser feliz sufriendo por dentro. Ser feliz con la idea de necesitar más. Sin embargo, en mi va y ven a veces me colmo de dicha y otras me deleito en la aflicción...

Y era su destino bailar con todo lo prohibido. CV.

Palabras. Sobran, siempre sobran, pero dado que es difícil hacerme callar..

¿Sabrías decir en que momento pasaste a ser una cosita tan importante? Vienes como un huracán a contagiarme todas tus locuras. Me miras de esa forma que me lleva a llorar para luego sacarme sonrisas y carcajadas sin más. Me contagias toda tu alegría cuando al ritmo de un “I've just seen a face” me das vueltas a lo loco. Te das cuenta de cada detalle, tic. Escuchas y me mandas a callar. Te enfadas, me enfado, paso, no quieres pasar, y aún mas cabezota la una que la otra, al final siempre terminamos volviendo a bailar..
Pero siempre podemos reírnos con un vamos a acostarnos, osea, cada una en su cama, asustarnos recordando esa sonrisa de Jack Nicolson, pasear con la Vespa móvil hasta que yo la asesine cambiando rampas por escalones, bajar un rato a la playa para escuchar todo lo que tenemos que contar, buscar juntas todo lo que queramos encontrar, o esperar sentadas el día en que vaya a llegar. Podemos intentar hacer maratones de Harry Potter, o comer un fin de semana al mes tus macarrones. Podemos jugar a darnos cuenta de que nada es casualidad, elegir si blanco o si negro, si ojos o boca, si orgullo o prejuicio, si las nubes de tu pelo o rojitas las orejas.. Siempre podemos cantar, siempre podemos gritar. Tal vez decidir que los sábados es imposible llegar a casa antes de las tres de la mañana.. pero vamos, cuán utópico es todo, Carmen.

Lo curioso es que este es el primer dos de diciembre que puedo decir que te conozco, primero que no tiene último. Gracias por todos esos puntos, siempre dije que no servían de nada, pero me equivocaba, ¿no?

No es porque seas Vespa, es porque eres tú, que te quiero tanto. Muchas felicidades.


Y era su destino bailar con todo lo prohibido, hacer el canelo, saber que todos le miran.