ET DIXI: NUNC COEPI.

27.4.11

Imaginación.

1

-¿Por qué no colaboras?-dijo con una mezcla de sorpresa e incredulidad.

Le sonrió.

-¿Por qué te dejas?


2

El sol se esconde tras el muro del universo. Piensa. Imágenes. Una tras otra aparecen en su cabeza. Qué difícil parar de imaginar. Hoy ha leído algo de Unamuno, mientras otros se mantenían estáticos limitándose a leer lo que su profesora intentaba trasmitirles. Pasar las páginas del libro, hacia delante, hacia atrás. Con apatía. Con un atroz aburrimiento y unas intensas ganas de que la clase acabe de una vez. Allí estaba ese fragmento. Pues bien, el filósofo-escritor-y mucho más, supongo, hacía una comparación de razón e imaginación. Una oposición entre ambas. Marcadas a fuego se le quedaron esas palabras al leer asombrada como decían que la razón nos lleva a la nada, y la imaginación al todo. Sin embargo, no se obvia el peligro de imaginar deliberadamente. La imaginación, nos mata también, nos mata por exceso de vida.

Le cae muy bien Unamuno. Si pudiera tener una conversación con algún personaje histórico o antiguo Miguel estaría en su lista, y más por el aluvión de alusiones a Dios que llena su obra. Le encantaría filosofar con alguien tan opuesto a su propia postura, pero capaz de trasmitirle siempre tal cantidad de sensaciones. Leer alguno de sus escritos solo le despierta una reacción "¡Qué razón tiene este hombre!". En el fondo le decepciona que el argumento de cada reflexión termine llevándole a Dios, siempre ese amor es la respuesta, la clave, la conclusión. La misma decepción que con Descartes. No consigue entender como después de pensar tanto, de llegar a grandes ideas uno puede decir "Él" y poner punto y final. Tal vez sea que le falta espiritualidad.

La cuestión es siempre la misma. La ganas de justificar, reflexionar, pensar, de dejar de imaginar o de meterse de una vez por todas en esas fantasías. Un suspiro. Uno de tantos.


 3

"La razón por sí sola mata y la imaginación es la que da la vida". 
Del sentimiento trágico de la vida.
Miguel de Unamuno.



16.4.11

Ese halo de esclavitud.

La existencia me aburre.

Todo es monótono. Romper esa monotonía implica ser libre, sin embargo conseguir la libertad supone primero esclavizarse.

Así va la estructura del mundo moderno, ¿no? Promesas utópicas de que podrás hacer cuanto quieras, tendrás todo lo que necesites y te dedicarás a lo que se supone que todo el mundo viene a hacer aquí: nada. El nada de la mayoría de la gente suele pasar por el amor, la espiritualidad y una incesante búsqueda de la felicidad. Agraciadamente lo hacemos a través del placer, nada de purgatorios próximos.

El problema se reduce entonces a una sola cuestión. Volvemos a esa palabra: esclavitud. Cuando la libertad ha de pasar por esa esclavitud, y ésta es un proceso que conlleva tiempo, dos consecuencias.

La primera es que el tiempo es efímero y malgastarlo en ir consiguiendo un poco de libertad es absurdo. Yo creía en la libertad absoluta del ser humano. En ese poder ilimitado que por el contrario no deja de encontrarse barreras. Solo protocolos sociales, consecuencias de vivir bajo una moral. Tal vez Nietzsche tenía razón.

La otra es aún una consecuencia más denigrante. Es basicamente la de perderse por el camino. Estancanse. No llegar nunca a tu destino. No ser nunca libre. No empezar esa vida utópica que está bajo un ángulo distinto.

De hecho creo que ese es todo el problema. Todo.

10.4.11

La vie en rose.

Vaya. Sorprendentemente después de la tormenta es cierto que viene la calma. Nadie sabe cuanto dura o con que fuerza puede llegar a volver todo lo demás, pero también es verdad que ahora da igual. El equilibrio es genial. Estar por un momento en paz con el mundo. Tregua con esa maraña de acontecimientos y pensamientos venenosos. A veces viene tan bien que todo cobre sentido. Ese momento en el que sonries y lo entiendes. En el que dejas de arrepentirte, lamentarte, desear algo distinto.
Todo es perfectamente imperfecto, ¿qué más se puede pedir?

"Bajando por el camino. El de siempre. El típico paseo. Esta vez sola. Ahora en primavera. Aunque son las siete de esta tarde que parece no acabar el sol sigue brillando reluciente. El verde resplance en cada rincón, y un azul intenso y ondulante inunda la imagen. La brisa hace respirar calma. Mi pelo y su vaivén, es agradable sentirlo. Caricias del viento. La mente se relaja. Se queda en blanco y apenas vuelve a cambiar de color..."






No obstante, el equilibrio ha de ser siempre momentáneo, pues el caos espera impaciente darte esos intensos momentos. Sí, esos momentos que comúnmente llamamos vida.

 

9.4.11

Un momento de estos.

La sociedad como suicidio del individuo, que en un principio está a su lado para luego darse cuenta de que estaría mejor lejos. Pero bueno, se ha convertido en un ni contigo ni sin ti. Atrapado. Horribles necesidades que nos esclavizan. Roles y caracterizaciones irrompibles, si todo el mundo lo sabe todo, todo el mundo lo entiende todo. Nadie se sobreestima, nadie valora por encima de los demás lo que el mismo crea. Eso no pasa. Para que vamos a ponernos cínicos. Lo cierto es que cuando llevas un tiempo así te apetece cambiar, alejarte de todo lo que te engloba. Renovarte quizá sea la palabra más adecuada.
Y de nuevo esa pared invisible. De nuevo el muro inquebrantable, la manifestación directa de ese ni contigo ni sin ti. No deja, sin embargo, de ser culpa tuya. Por crear un universo del que luego querrías huir. Tal vez esto valga como punto de inflexión. Al fin y al cabo los nuevos comienzos están donde tu quieras que estén, y arrastrar las piedras del camino o no recae sobre tí. Nunca te escapas de tener que decidir, porque cada 'y si' es un arrepentimiento que no deja de sobrecargar la libertad de tu espíritu.

¿Qué te salva? ¿Quién te salva? Cuando te sumerges en un pozo de soledad, y te reconforta que ahí si puedas respirar, y a la vez te agobía todo lo demás. Y vas corriendo por el filo del acantilado, a veces queriendo tropezar y caer, y otras con un miedo que atormenta cada parte de ti. Y no sabes si volver, saltar, seguir hacia delante, aminorar la marcha o correr aún más. Que está todo oscuro, que la luz se burla de ti, que flota a tu alrededor inalcanzable. Y que te vas volviendo loca. Paranóica. Psicótica. Todo dejando de tener sentido, recobrandolo en un momento de lucidez. Un mundo patas arriba.



Ya no se distinguir cuando soy feliz, cuando soy infeliz.

Ya no se si me río de verdad, o si es todo mentira.

5.4.11

Crónica de una desesperación desesperada.

Y aún es fácil decir:
"Es que quizá...", 
"Puede que tal vez..."

Pero ya es tarde para el ojalá.
A la par, pronto para el no más.




Caminos. Pasos. Huellas. Sombras.
Todo lo que fuimos, todo lo que somos, lo que quisimos, necesitamos, olvidamos, encontramos, perdemos, soñamos, vivimos. El palpitante latir del miedo que viene y va, inspirando y espirando. La incertidumbre de aquello que se añora certeza, y la certeza de aquello que se busca incierto. Lo paradojico de todo esto.

El haber perdido el puro hedonismo para ahora tener que luchar por algo. Esfuerzo por recompensa, en lugar de recompensa por vivir sin más.

Estúpidos.
Siempre equivocados e incapaces.
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