ET DIXI: NUNC COEPI.

16.4.11

Ese halo de esclavitud.

La existencia me aburre.

Todo es monótono. Romper esa monotonía implica ser libre, sin embargo conseguir la libertad supone primero esclavizarse.

Así va la estructura del mundo moderno, ¿no? Promesas utópicas de que podrás hacer cuanto quieras, tendrás todo lo que necesites y te dedicarás a lo que se supone que todo el mundo viene a hacer aquí: nada. El nada de la mayoría de la gente suele pasar por el amor, la espiritualidad y una incesante búsqueda de la felicidad. Agraciadamente lo hacemos a través del placer, nada de purgatorios próximos.

El problema se reduce entonces a una sola cuestión. Volvemos a esa palabra: esclavitud. Cuando la libertad ha de pasar por esa esclavitud, y ésta es un proceso que conlleva tiempo, dos consecuencias.

La primera es que el tiempo es efímero y malgastarlo en ir consiguiendo un poco de libertad es absurdo. Yo creía en la libertad absoluta del ser humano. En ese poder ilimitado que por el contrario no deja de encontrarse barreras. Solo protocolos sociales, consecuencias de vivir bajo una moral. Tal vez Nietzsche tenía razón.

La otra es aún una consecuencia más denigrante. Es basicamente la de perderse por el camino. Estancanse. No llegar nunca a tu destino. No ser nunca libre. No empezar esa vida utópica que está bajo un ángulo distinto.

De hecho creo que ese es todo el problema. Todo.

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