ET DIXI: NUNC COEPI.

18.10.12

Tomo nota.

Esto suena siempre a lo mismo. Me encanta utilizar la palabra absurdo, también ridículo. Adoro el polisíndeton, hablando con propiedad, y enlazar y enlazar en una misma oración compuesta gran cantidad de coordinadas ideas. Pasamos a los extremos, a la abundancia de todos y nadas, de siempres y jamases, o tal vez, de nuncas. Hablando de tal vez, también me excedo en el uso del quizás, y nunca, ya ves, nunca, me faltan ganas de dejar caer un no sé, así mismo repetiría constantemente el ya ves. Las metáforas que implican luz, que implican color, que abarcan el cielo, su extremo, el suelo, que dicen arriba, y se vuelven abajo, dejando ya eso de los extremos, jugando a los contrarios. Contrarias y ordenadas suelen aparecer las ideas, primero lo más triste, después lo más feliz. Euforia, euforia y plenitud, ella también, acompañan fielmente a mis descripciones. También y pero no dejan de estar al borde de mis manos en ningún momento, es más, la palabra momento, es fácil de encontrar. Así fluyen mis divagaciones, y con mil característicos detalles más.


En el rincón virtual 'Notas' de la prolongación de mi mano, escrito en uno de esos momentos, ¿cómo llamarlo? De cierta dificultad, de fragilidad. Uno de esos que garantizan la fuerza de lo que se ha llegado a crear.
El mundo se ha ordenado, pero el caos no ha hecho más que empezar.
Entre sueños sobre hilos que cruzan alto el umbral, la esperanza de romper cualquier metro en cien pequeños más.
Recorriendo este sendero decías hallar felicidad, más hallada te enseño que no hay paz sin guerra, ni calma sin tempestad.
Sabes, pequeña, el equilibrio, sabes que viene y va, y sabes que cuando llega, eso,eso es toda tu verdad.


Guerra, paz, calma y tempestad, se me había olvidado decir lo fiel que soy a ellas.


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