ET DIXI: NUNC COEPI.

20.5.12

Aún quedan vicios por perfeccionar en los días raros.

Para limpiar el alma, a veces, hace falta hablar, hablar sin parar. Quejarse. Lamentarse. Dejar ir de alguna forma esa fuerza que solo causa desgarros. Gritas. Lloras. Puedes aullar, gruñir, sacar en cualquier dirección las uñas, en defensa de un algo que dentro de ti solo te hace daño. Dentro de una burbuja de desengaño. La comprensión se escapa a la limitación de tu mira. A pasos lentos y cansados el mundo se hace grande, absurdo, y te escondes en sus cavernas, donde nadie te encuentre, donde nadie pueda ni tocarte. Entre vaivenes de oscuridad, que algún día fueron luz. Idiota de ti, que no sales a tomar los rayos de ese sol cegador que te espera. Sal. Corre. Huye de la guarida que te retiene.

El mundo es grande, y es solo tuyo. Cada inspiración es un soplo de vida, y cada carcajada que sueltas, aliento de otras tantas. No sé como explicarlo, pero de tanta luz estoy colocada. Me encanta subir peldaños del subsuelo al extrarradio del cielo. Estoy atónita, mirando sin cesar el hueco de oscuridad desvanecido, en la plenitud de esta ausencia. Tantas formas de estar vacía, para darte cuenta de que pase lo que pase, siempre se puede encontrar el camino que te llena. Y así, fluctuando, sin sentido, está esta felicidad. Se resbala por mis manos, sube y baja, recorre mi espina dorsal cual escalofrío, me hace cosquillas, y yo me río, sucumbo a ella como una niña, con inocencia.

De vicio, dejo de ser un vicio.


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